jueves, 14 de agosto de 2008

No se crea ni se destruye, solo cambia de manos

Por Alma Caballero

En esta historia no hay buenos y malos, sólo los que ganarán y los que perderán la guerra.
Tomado del artículo Preludio de guerra: un nuevo eje contra el imperio, por Juan Miguel Zunzunegui.

http://cavernadezunzu.tripod.com/id165.html


Aunque la teoría de la evolución aún se encuentra en tela de juicio en algunas disciplinas, una de sus premisas es quizá la que mejor define el comportamiento (más que la biología) de la especie humana: la preeminencia del más fuerte. Si sobrevive el más fuerte, quiere decir que no todos somos iguales, o sea que, a riesgo de sonar fatalista y distópica, es innegable que no existe, ni nunca existirá, tal cosa como la igualdad; ni física, ni de género, ni social, ni política, ni cultural.

De esta manera, nos guste o no, existen múltiples diferencias entre los seres humanos, que bien sabemos no sólo están ligadas a cuestiones biológicas, sino ideológicas, culturales y sociales. Ahora bien, es conveniente apuntar que también existen ciertas características que comparten ciertos grupos (o quizá debería decir países), en particular hablo del hambre de poder, ese codiciado y malévolo trofeo, presente en la oficina, en el gobierno, en el país, en el mundo; aún cuando naciones como México estén muy lejos de figurar entre la pelea del poderío mundial.

Sin duda todos estamos enterados de la decadencia estadounidense, sabemos que la potencia viene a pique, lo suponemos, lo imaginamos, lo gozamos, todo ello por el simple hecho de que nos hemos sentido oprimidos, saqueados y discriminados por ellos.

Pero más allá de aparentar conocer la situación de nuestro opresor vecino, ¿qué sabemos del mundo?, ¿de Asia, de África, de Europa, de Oceanía, de Antártida? Recientemente leí un artículo acerca del conflicto en Osetia del Sur, y no con mucho orgullo debo confesar que la pregunta obviamente inicial fue, ¿Dónde diablos está Osetia del sur?

Es una pena que no nos preocupemos por lo que pasa en NUESTRO mundo, por supuesto que no generalizo, pero que dañina apatía nos invade a la mayoría, y que decepción que el verdadero acontecer mundial lo tengamos que conocer casi por casualidad, mientras el cuarto poder manipula a todos y a sí mismo, mientras nos cuenta su ínfima versión de los hechos, mientras nos engaña.

Debemos estar enterados de que se avecinan fuertes conflictos de poder entre el decadente país vecino y las nuevas potencias emergentes como China, con su impresionante despunte financiero y tecnológico, que de un modo u otro transparenta sus secretas intenciones de dominación mundial; Irán, cuya estratégica posición y recursos petroleros lo convierten en un enemigo importante; y Rusia, cuya hambre de poder no es nueva, pero que Vladimir Putin ha revitalizado y apunta para resurgir con ímpetu y derrotar al antiguo enemigo que alguna vez le arrebató el poderío.

¿Qué porque me debe de importar lo que pase en NUESTRO mundo? Porque se avecina una crisis de poder; porque estamos en los umbrales de la transición; porque aún siendo los rezagados y segregados mexicanos, sufriremos de una forma u otra las consecuencias de ese cambio; porque somos habitantes de este mundo y; porque a ver si así, viendo a otros tomar en sus manos el poder de TODO un mundo, por lo menos nos despierta el intelecto para tomar dominio, por lo menos, de nuestro país y nuestras vidas.

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